El nuevo virus irrumpió en nuestro mundo, en nuestra vida y vino a sacudir viejas estructuras de ordenamiento social, buenas y malas, pero que llevaban muchos años de su establecimiento entre nosotros. La situación no prevista, no transmitida de generación en generación nos obligó a cortar lasos con nuestras estructuras de vida y nos obligó a pensar nuevas formas de vivir, nuevas formas de relacionarnos, y para pensar, cada persona tuvo que hacer uso de sus propias estructuras de pensamiento. Muchas de las situaciones de vida previas a la pandemia nos movían poco a pensar a las mayorías, se instalaban
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