LA SIMPLEZA DE UN COMENTARIO EN LAS REDES SIN CONCIENCIA Y SIN COMPROMISO

Grandes movilizaciones se dieron este miércoles 24 de enero en todo nuestro país, pero también hubo organizaciones de trabajadores de otros países que acompañaron el sentido de las movilizaciones.

Marchamos los y las trabajadoras juntos a infinidad de sectores sociales que se organizan con distintos objetivos, de diversos proyectos y que además de dedicarse a sus tareas, piensan, luchan, militan, entregan su tiempo tras una causa.

Las movilizaciones fueron multitudinarias y sumaron a todos los argentinos que luchan, que defienden derechos, que buscan mejores condiciones de vida para el pueblo trabajador, estuvimos todos en la calle.

En otro lado, en un cómodo sillón de sus cuevas, los que no salen, los que tienen miedo, los que no aportan un minuto de su vida a pensar en un proyecto colectivo de sociedad, pudieron sacar su odio mediante las redes sociales, al sentirse tristes por no tener las convicciones y principios de los que marchan, recurrieron al odio que sienten por quienes sí los tienen, por quienes dedican su vida a pensar en sus semejantes.

“Se les acabó la joda”, “no les gusta trabajar”, “agarren una pala” y muchas más frases hechas para expresar el odio a la clase obrera, que salen de las usinas de imposición del sentido común de la oligarquía, una realidad virtual creada por los ideólogos de la clase que jamás trabajó, que recibió todo por herencia, que estafó, que fue cómplice de genocidios para juntar su riqueza.

Pero la realidad de la calle era otra, quienes marchamos fuimos justamente los que hemos trabajado toda nuestra vida y seguiremos trabajando siempre, porque vivimos exclusivamente de nuestro trabajo, incluidos a los militantes gremiales elegidos justamente por los sectores de trabajadores para representarlos en las luchas por sus derechos, por sus condiciones laborales.

Hoy en la calle estuvieron los trabajadores portuarios, pueden pasar por el puerto para verificar como trabajan, los molineros que producen nuestro alimento, los empleados de comercio que vemos diariamente trabajando, los trabajadores de la salud, que nos atendieron en la pandemia y cuidan nuestra salud, los docentes de nuestros hijos, los camioneros que conducen por jornadas agotadoras, los telefónicos que garantizan que funcione nuestra comunicación, los municipales que sostienen nuestra ciudad en funcionamiento, los trabajadores de los frigoríficos, los trabajadores rurales, los trabajadores del INTA, de la UNER, del Palacio, los bancarios, los trabajadores monotributistas independientes que  y en general todos los sectores laborales que generan la riqueza; pero también estuvieron los jubilados que trabajaron toda su vida, los teatreros, los sectores de la cultura y los movimientos sociales que, entre otras cosas, dedican su esfuerzo a sostener comedores comunitarios para ayudar a quienes los necesitan.

Los miles de trabajadores que marchamos en Concepción del Uruguay y en todo el país somos justamente los que sostenemos la Patria con nuestro trabajo, pero además de trabajar y cumplir con nuestras obligaciones, PENSAMOS Y SOSTENEMOS NUESTROS PRINCIPIOS Y CONVICCIONES PONIENDO LE CUERPO EN LA CALLE.

Quienes opinan y agreden por las redes no existen, que se peleen con ellos mismos, contra su cobardía, contra su falta de pensamiento propio, con las ideas que les metieron en la cabeza, contra su militancia a favor de la oligarquía perteneciendo a la clase trabajadora.

Pero tranquilos, quienes hoy salimos a marchar, salimos a defender nuestros derechos como clase trabajadora, allí están incluidos los desclasados que agreden, son tan necios que enfrentan a los de su clase y defienden a la oligarquía que hoy viene por destruir nuestros ingresos, nuestros derechos, nuestras condiciones de vida. Tranquilos de nuevo, no son nuestros enemigos, confiamos que tarde o temprano tendrán que descubrir que se están equivocando y se sumarán a la lucha en el lugar correcto, no nos ofenden sus agresiones, nos producen lástima, pero sabemos que crecerán hasta darse cuenta, que la miseria que nos están preparando entrará por sus estómagos y les corregirá el despelote que tienen en la cabeza.

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