Desde la implementación del plan de saqueo a los trabajadores y al pueblo con las medidas del gobierno de Milei, Macri, Caputto, Sturzeneguer, Bullrich, Espert, de los cuales sólo uno ganó las elecciones, se ha apuntado al personal de la policía y de las fuerzas de seguridad en general y se les propone un canje, la alternativa que les dan es empobrecerse y ver empobrecer a toda su familia y amigos a cambio de poder e impunidad para reprimir.
El personal de la policía y de las demás fuerzas de seguridad pertenecen a la clase trabajadora, entre los trabajos que tenían para elegir decidieron ingresar a las fuerzas como forma de ganarse la vida, pero son parte de familias trabajadoras, tienen amigos y amigas que son trabajadores, viven en barrios de clase trabajadora, pasaron las fiestas rodeados de trabajadores y tienen salarios similares al resto de la clase trabajadora y dentro de ellos, de los más bajos, son nuestros hermanos o hermanas, padres o madres, esposos o esposas, nietos o nietas y cuando digo nuestros, lo hago desde la gran mayoría popular que vive de su trabajo.
La oligarquía que hoy gobierna está implementando un plan macabro de empobrecimiento de las mayorías populares, ya lo podemos ver en la pérdida del poder adquisitivo del salario, incluyendo a los policías también en esa pérdida.
Quién se encarga de convertir a la policía en una fuerza al servicio de los planes oligárquicos es Patricia Bullrich y entre las herramientas que les regala están el protocolo anti piquetes, la legalización del gatillo fácil y la libertad de reprimir al pueblo que protesta por las condiciones de vida que nos están destruyendo.
El personal de la policía sufre exactamente el mismo maltrato de la oligarquía, pero en lugar de tener el derecho a reclamar por sus condiciones de vida, se lo cambian por el poder de reprimir, tienen que entender estas personas que no es un trato justo, que además de empobrecerlos los mandan a pegarle a sus hermanos, a sus hijos, padres o abuelos, a sus vecinos, a sus amigos, a sus ex maestras. Les ponen un traje y un casco para que no se vean sus caras, pero debajo de ese casco hay uno de nosotros al servicio de la oligarquía.
Es cierto que actúan bajo un mando que les da la orden, pero la dignidad tiene que ser más fuerte que el cumplimiento de la orden, a quienes les tiran gases, los apalean o balean es a su gente, a su familia, a sus hermanos y amigos, la dignidad tiene que vencer al orden y mando emanado desde los enemigos del pueblo, de los enemigos de su pueblo.
El rol de la policía en una sociedad debiera ser cuidarnos, estar al servicio de los ciudadanos y actuar con la fuerza que le damos ante la existencia de delitos, pero una movilización popular contra un poder opresor que se aleja de las necesidades comunitarias no es un delito, el delito está del otro lado, es el delito de guante blanco.
El plan de saqueo a los trabajadores y el pueblo no se puede sostener, el pueblo está saliendo a la calle cada vez más y el plan del gobierno antidemocrático es sostenerlo con la violencia desde el Estado, un Estado que se borra en todo, pero se agiganta en la violencia hacia el pueblo, la batalla de un pueblo que resiste al saqueo debería ser acompañada por una expresión de dignidad del personal de las fuerzas de seguridad, que se resista a reprimir a sus hermanos.