.15/10/2018
Desde muchos sectores progresistas se cuestiona que gran cantidad de argentinos hayan votado a un partido, el PRO, que ofrecía como principal símbolo un globo amarillo, incluso en campaña no entregaban propuestas o análisis sino simplemente un globo amarillo, a partir de este hecho se ha creado el término “globoludo” para identificar esta forma de elegir los destinos del país.
Pues bién, parece ser que ante un partido que no tenía propuestas serias o en realidad tenía propuestas claras pero imposible de comunicar en campaña, deciden circunstancialmente adoptar un globo y ante esto surgen millones de globoludos, o sea que ante el globo surgen los globoludos, pero creo que si lo analizamos de esta forma nos equivocamos.
En realidad los globoludos ya existían antes de los globos, es ese sujeto que se dice “apolítico”, que no quiere que le hablen de política, ni siquiera desde la presidencia de la Nación. Es ese sujeto que se enoja porque le cortan la novela para explicarle las medidas económicas que determinarán su vida y la de sus familias. Es ese sujeto que alivia su descompromiso con el prójimo descalificando la actividad de quienes militan por el bien de la sociedad y que son políticos en todos y muy distintos niveles y formas de actuación. Aquí solo algunas características del globoludo.
Este sujeto fue estudiado sociológicamente por los perversos personajes del PRO comandados por Durán Barba y entendieron que el símbolo que los representaba era un globo amarillo, color y objeto que no representan nada que tenga que ver con ideales, con compromiso social, que representan la nada misma. No fue una paloma, no fue una hormiga, no fue una pala, no fue un martillo ni una hoz, no fue una pluma, solo un globo.
O damos la batalla cultural para crear un sujeto social comprometido con el amor al prójimo, con el dolor el del otro, con la patria, con la solidaridad, etc, o para enfrentar al PRO adoptamos como símbolo un dado de color verde manzana.