Una reflexión sobre repitencia escolar

Entre los principales objetivos de la Educación Secundaria se encuentra el de disminuir los índices de repitencia, más allá de coincidir plenamente con este principio no dejo de ver una cierta contradicción o incoherencia con las decisiones pedagógicas y con las normas que determinan que un estudiante debe repetir y con esta decisión pedagógica que es planteada como solución a algo.

En principio quiero entender que las normas que determinan que un estudiante debe repetir y la consumación de la repitencia en cumplimiento de las normas son pensadas como la búsqueda de la mejor decisión pedagógica a una problemática de aprendizaje y no como un castigo a los mismos, porque si alguien lo interpreta como castigo estamos al horno con fritas.

Si lo entiendo como una decisión pedagógica pensada para mejorar la situación educativa de los estudiantes, sería contradictorio intentar disminuir los índices de repitencia, porque debería suponer que la repitencia es la mejor opción que se puede tomar sobre ese estudiante que, en cumplimiento de las normas, es llevado a repetir un año de estudios considerando que ello le posibilitará mejorar sus aprendizajes, en ese caso no sería tan grave, sería una decisión con cierto dolor, pero la mejor al fin y sobre todo necesaria, en ese caso no habría que disminuir los índices porque serían considerados necesarios.

Pero no es esto último lo que se escucha sobre la repitencia, en general, en la mayoría de los casos se la considera negativa para los estudiantes y también muchas veces conduce al abandono, que sin dudas y sin contradicciones es la peor opción para los estudiantes.

En muchas circunstancias se observa que los rendimientos académicos de los estudiantes que repiten en lugar de mejorar empeoran y gran parte de la responsabilidad de ello se lo lleva el hecho de repetir, de repetir considerado un fracaso y no una nueva oportunidad. Esto que expreso no es solo fruto de mi observación que seguramente es parcial y sesgada, sino que es el resultado de investigaciones como las de Silvia Vázquez en su trabajo “Nadie aprende repitiendo”, en las cuales analiza el problema y avanza en propuestas de solución.

En todo esto sin lugar a dudas existe una contradicción, se observa el problema de la repitencia y sus efectos mayoritariamente negativos y por un lado se observa el discurso que considera necesario disminuir la repitencia, lo cual no se logra de un día para el otro aunque se brindan nuevas herramientas para enfrentarla, pero paralelamente desde la normativa se mantienen criterios que condenan a la repitencia a estudiantes que aprueban 12 materias y desaprueban solo 3, es decir que aprueban el 80 % y deben repetir el 100 % de las materias del año.

En este sentido entiendo que se debe trabajar en dos sentidos, por un lado algo que ya se está haciendo, aunque no alcanza, que es brindar herramientas para disminuir los bajos rendimientos que conducen a la repitencia, como es por ejemplo la implementación del Plan Mejoras Institucional que de a poco se está comprendiendo su objetivo y se va buscando la forma de aprovecharlo, pero por otro lado se deberá modificar la normativa de repitencia, no podemos seguir aceptando que un estudiante que aprueba 12 materias y desaprueba solo 3 deba repetir por completo las 15 materias, esto es una decisión poco menos que irracional.

Esto último no significa que simplemente se soluciona con aumentar el número posible de asignaturas previas, porque sería una solución aún más irracional, tendremos que buscar la forma de que el estudiante por un lado no repita y por el otro sea acompañado en un proceso para recuperar esas asignaturas no aprobadas, lo cual se podría lograr por ejemplo con la doble escolaridad obligatoria en los casos que las materias adeudadas lleguen a cierta cantidad, podría cursar el año siguiente en el mismo lugar, con sus mismos compañeros y las materias adeudadas en otra escuela o en otro turno de la misma escuela o en escuelas creadas exclusivamente para acompañar en estas situaciones.

Esto último no pretende ser la gran solución al problema, pero está en el camino de buscar una solución, que puede ser evaluado como posible, descartado por encontrar una propuesta superadora o mejorado para poder ser implementado, implica un gran esfuerzo para los estudiantes, habrá que evaluar en cada caso quién está en condiciones de llevarlo a cabo, pero sin dudas ese mayor esfuerzo es conveniente antes que el hecho de repetir y los efectos negativos que observamos.

Una simple reflexión para revisar la normativa, no naturalizar algo que no funciona y buscar entre todos una mejor opción.

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