25/06/2018
El jubilado no tiene fuerzas para
producir, pero vive de lo que aportó cuando fue trabajador, vive de un derecho
legítimo, pero si lo pierde se queda sin recursos para vivir, el que está
enfermo no puede producir, pero por el derecho a licencia vive de los recursos
que le aportan sus derechos.
Todo este esquema de derechos se sostiene con la garantía del Estado, no son
derechos naturales, son derechos garantizados por un esquema de sociedad, pero
si cambia el esquema de sociedad el enfermo se queda sin recursos y las
personas mayores tienen que trabajar hasta que le den sus fuerzas y luego la
miseria.
En nuestra sociedad argentina conviven dos esquemas, por eso decimos que no es
natural tener estos derechos, tenemos a los trabajadores en blanco, que gozan
de estos derechos, pero también tenemos un gran porcentaje de trabajo no
registrado, pareciera ser que el trabajo en blanco es solo una norma, que
defenderlo es solo una cuestión legal, pero significa ni más ni menos que el
derecho a enfermarse y envejecer con recursos para vivir.
La lucha de los trabajadores debe ser principalmente por garantizar el trabajo
registrado y sostener las conquistas de derechos laborales, perder uno de estos
derechos, como tantos otros que no enumeraré ahora, es ni más ni menos que
acercarse a la muerte por una simple enfermedad o por envejecer.
Hoy domina nuestro país un grupo oligárquico que viene por nuestros derechos,
que han hecho sus fortunas gracias al trabajo en negro, un grupo oligárquico
que no se jubila, porque llega con su riqueza hasta el ataúd y solo en ese
momento la sueltan, pero para sus hijos, un sector oligárquico que no les
importa si se enferman, porque lo que hacen, tranquilamente se puede hacer
desde una cama o desde una playa en el Caribe, un sector parasitario que hizo
su fortuna sin trabajar, en su mayoría habiendo heredado fortunas de ancestros
que tampoco trabajaron, que heredan una tradición explotadora.
Este miserable sector de la humanidad ya avanzó en la Argentina en rebajar las
jubilaciones en forma acelerada en sus pocos meses de gobierno, ya hicieron
perder poder adquisitivo del salario, y ahora vienen por la destrucción de
derechos laborales, los derechos son garantías de vida para los trabajadores,
para las personas que producen las riquezas, pero pueden pasar de estar bien a
la miseria si, durante uno o dos meses, se quedan sin ingresos. Hoy vemos a
miles de trabajadores que estaban bien, que creían que estaban tan bien que
nada les afectaba y de un día para el otro, pasaron a engrosar las filas de la
indigencia, ya es tiempo de entender, ya no por la buenas sino por las malas
que estamos pasando, que este grupo social parasitario viene a destruir la vida
de los trabajadores, la vida presente y el futuro de trabajadores, hijos y
nietos.
El país está perdiendo las formas de garantizar el buen vivir de los
trabajadores, a la oligarquía no le importan las condiciones de vida del
pueblo, porque no les afecta, sus capitales pueden ir a cualquier lugar del
mundo donde estén a resguardo, es por ello que no podemos esperar que a los que
gobiernan les importe la destrucción de las condiciones económicas de la
Argentina, a ellos no les afecta y sus corazones nunca se conmovieron por el
otro, por el pueblo.
El salario puede subir o bajar, sería una cuestión de fácil modificación, pero
hay cuestiones muy graves que ponen en riesgo nuestra vida, si se destruyen
miles de industrias y se producen miles de despidos, no será fácil reconstruir
esas fuentes laborales, no será fácil recomponer esas familias destruidas por
el desempleo, no será fácil recuperar a esos niños y jóvenes que crezcan con
tremendas carencias, cada vez será más difícil reconstruir el tejido social que
se destruya.
El Estado cuenta con una reserva de capital enorme, que se llama Fondo de
Garantía de Sustentabilidad, FGS, que es el que garantiza que se sostenga en el
tiempo el sistema solidario de jubilaciones, si nos destruyen ese FGS nos
quedamos sin recursos para sobrevivir cuando nos jubilemos, el derecho a la
jubilación desaparecerá de nuestra vida, por otro lado cada peso que
produzcamos durante los años venideros, deberá utilizarse para pagar la deuda
externa que nos están dejando y con lo que sobra trataremos de cubrir las
necesidades del pueblo, a menos que enfrentemos ese endeudamiento ilegítimo.
Hayas votado a quién hayas votado, aunque seas incluso, hasta un Concejal del
PRO, si pertenecés a la clase trabajadora, si tenés familia que no es
oligárquica, tenés que entender que hay que frenar a la oligarquía, que nuestra
vida presente y futura está en riesgo, cuando hablamos de presente tenemos que
pensar en los millones que han pasado a engrosar las filas de la pobreza o la
indigencia y si no te importan esas personas, aunque tu egoísmo sea importante,
pensá que te va a tocar a vos o algún familiar, los trabajadores nos estamos
empobreciendo, nos estamos dirigiendo a jubilaciones de miseria, a ser
condenados a muerte por enfermedad.
Es tiempo de parar a la oligarquía, suena feo decir esto en un sistema
democrático, pero sabemos que se aprovecharon del sistema democrático, que nos
mintieron y tuvieron los medios para apoderarse del sentido común de la gente
que los votó, que hacen todo tipo de trampas sobre la opinión pública, por
medios de comunicación o por redes sociales, pero se trata de la vida de la
mayoría del pueblo argentino, actual y futuro, es tiempo de exigirle la
renuncia a la oligarquía que gobierna este país, que mientras se habla de
crisis en las condiciones de vida del pueblo, continúa haciendo negocios
inmorales con nuestros recursos.
Esa oligarquía va a seguir haciendo negocios con el FMI, con nuestras riquezas
presentes y futuras, los frenamos ahora o después será muy tarde, solo nos
espera el más profundo sufrimiento, hambre, miseria, enfermedad, vejez indigna,
desocupación, etc, y esto es para todos, ningún trabajador se salva, por más
bien que considere que se encuentre ahora.
Víctor Hutt